Sonando «Mom amour«

Hoy en día las cosas han cambiado y a nuestros hijos, no le atosigamos a preguntas sobre si le gusta algún niño o niña de su clase; pero cuando éramos pequeños, era una constante que hemos sufrido desde el colegio.

Esto, subsconscientemente te crea cierta necesidad de tener pareja; unas veces con acierto y otras no tanto, pero ahí estás, buscando tu princesa o príncipe azul como manda Disney, y hartándote de helado a lo Bridget Jones cuando sufres un fracaso o ruptura.

Así van pasando años, algun@s tienen más éxito, otr@s menos, pero llega el momento en el que no te crees los cuentos de Disney y ya no te entra más helado; en ese momento, levantas muros, escudos y decides sacar la bandera blanca, te rindes, dejas de creer en cuentos de hadas y dices, bueno, tan poco se está mal soltero «de por vida»

Llega la famosa pandemia y te decides ampliar amistades, pero eso sí, con tu escudo bien alto, que nadie vaya a entrar en tu intimidad.

Gracias a la moda, medios de comunicación, ideales de película, etc…. tenemos interiorizado los típicos tópicos estereotipos.

P

ero la vida, que es joia como ella misma, pone en tu camino a alguien que no cumple con los dichosos estereotipos aunque le das una oportunidad, y empiezas a charlar y a conocerl@, y empiezas a ver que tienes muchos puntos en común, y veis la vida de manera similar, y en definitiva, esa persona te tira abajo todos los esquemas, y te dan igual los cánones, y te da igual todo, y te tiras pensando en ella cada segundo del día, los 7 días de la semana. No eres capaz de hacer nada sin acordarte de ella.

Es en ese momento cuando te das cuenta, que de nada sirven los muros o los escudos cuando en tu vida

aparece «el perro verde»